Berenjenas al horno con miel de caña
Ingredientes para 4 personas
- 2 berenjenas grandes.
- Sémola de trigo duro (es un tipo de harina bastante gruesa y que hace que las berenjenas queden con una crujiente capa exterior. Es muy fácil de encontrar en cualquier supermercado, pero si no la tienes a mano, puedes sustituirla por pan rallado).
- Miel de caña.
- Aceite de oliva virgen extra y sal.
Son la versión sana de las famosas berenjenas rebozadas pero como a nosotros no nos gustan nada los fritos, nos encantan preparadas en el horno, ya que se utiliza muy poco aceite y las berenjenas saben a berenjena, con su capa crujiente por fuera, y todo aderezado con miel de caña. Sin duda un entrante o aperitivo original y delicioso. Quizás la única dificultad es cortar todas las rodajas del mismo grosor. Nosotros hemos utilizado una mandolina, que es un cortador regulable por el que vas pasando las verduras y corta rodajas con el grosor que prefieras.
Preparación, cómo hacer la receta de berenjenas al horno con miel de caña
- Lava las berenjenas y córtalas en rodajas finitas y con grosor similar. Lo ideal es que utilices una mandolina para mayor comodidad, aunque con un cuchillo bien afilado también puedes conseguirlo. El grosor influye en el resultado final: si son muy finitas quedarán como si fuesen chips de berenjenas, muy crujientes y riquísimas, pero si las prefieres más blanditas y tiernas puedes hacerlas un poquito más gruesas.
- Pon las rodajas en un bol con abundante agua y una cucharada de postre de sal. Déjalas en remojo al menos 20 minutos para que suelten el amargor y además empapen un poco de agua, lo que ayudará al resultado final.
- Al cabo de esos 20 minutos ponlas en un escurridor para que suelten el exceso de agua.
- Precalienta el horno a 200ºC.
- Forra una bandeja de horno con papel vegetal y encima un chorrito de aceite de oliva y un poco de sal.
- Ahora toca rebozar las berenjenas. En un plato hondo echa un poco de sémola de trigo duro y ve rebozando una a una las rodajas de berenjena por ambas caras.
- A continuación ve poniéndolas en la bandeja de horno de forma que cubran la superficie y no queden unas encima de otras.
- Echa de nuevo un chorrito fino de aceite por encima y espolvorea un poco de sal.
- Cuando el horno haya llegado a 200ºC, introduce la bandeja con las berenjenas y deja que se cocinen unos 15 minutos, aunque el tiempo depende del grosor que les hayas dado. Si son muy finitas, después de 10 minutos ve revisando el horno a ver cómo van, y si son más gruesas, puede que incluso necesiten 20 minutos. En cuanto se doren un poquito, apaga el horno porque con el calor que le queda se terminarán de cocinar.
- Cuando estén listas, sácalas del horno y déjalas reposar un par de minutos.
Tiempo: 30 minutos (más 20 de remojo)
Sirve y degusta
Puedes servirlas recién hechas y calientes, ideal sobre todo si son gruesas, o bien dejar que se enfríen, perfecto para cuando son finitas tipo chips.
Ponlas de forma graciosa en un plato en el centro de la mesa, y riégalas con miel de caña. Para ello, te recomiendo utilizar una cuchara, dejando que caiga de ella el hilillo de miel y moviéndola rápidamente por encima de las berenjenas para crear esas líneas tan estéticas y que además hacen que se distribuya muy bien la miel.
Variaciones
Esta es una receta básica que se puede aromatizar de mil formas. Si quieres incluir especias, nada más sencillo que mezclarlas junto con la harina para darle un toque de aroma y color a las berenjenas: pimentón, curry, comino…
Si lo tuyo son las hierbas, como el orégano, el romero, el tomillo o la albahaca, puedes esparcirlas por encima de las berenjenas una vez que ya están rebozadas y colocadas en la bandeja del horno. También puedes espolvorear pimienta recién molida, está de… ¡escándalo! Y por supuesto, también puedes mezclarlas entre ellas.
Un truco para los más queseros: ralla tu queso favorito por encima de las berenjenas justo antes de meterlas en el horno, ¿a que ya te está dando hambre solo de pensar en el resultado?
Consejos
Hay dos cosas muy importantes en esta receta y que se complementan entre sí. Por un lado, el grosor de las rodajas debe ser lo más similar posible, porque si no corres el riesgo de que algunas se quemen mientras otras permanecen crudas. Por otro lado, el grosor influye en el tiempo de horneado, así que estate pendiente para cogerle el puntillo a tu grosor preferido y a tu horno, y obtener así el resultado esperado.