Pastel de puerros y gambas
Ingredientes para 4 personas
- 3 huevos.
- 200 ml de leche o nata (con leche reduces las calorías de la receta, pero con la nata ganas cremosidad).
- 3 puerros.
- 130 g de gambas peladas.
- 1 cucharadita de tu especia preferida: el eneldo le viene genial, también el curry o el jengibre.
- Aceite de oliva, sal y pimienta negra molida.
- Para la salsa, aunque solamente veas salsa rosa en la fotografía, también preparé salsa tártara. Aquí tienes la receta de cada una:
- Salsa rosa: con mayonesa y ketchup a partes iguales, por ejemplo 2 cucharadas de cada una.
- Salsa tártara casera:
- 200 g de mayonesa (puedes comprarla ya hecha o prepararla con nuestra receta de mayonesa casera).
- 50 g de pepinillos en vinagre.
- 50 g de tápenas (también llamadas alcaparras, de la variedad que no tiene rabo).
- 25 g de cebolla.
- 1 cucharada de mostaza a la antigua.
- 1 cucharada de perejil picado.
- El zumo de 1/2 limón.
Este pastel juega con el contraste de sabores y texturas de sus dos ingredientes principales, quedando muy jugoso. Además puedes acompañarlo de alguna salsa, como por ejemplo salsa rosa como en la fotografía, para darle el toque definitivo, o con salsa tártara que le va genial a este tipo de plato 😉
Preparación, cómo preparar el pastel de puerros y gambas
- Comenzamos preparando los puerros. Para ello, elimina la parte más verde, lávalos bajo un chorro de agua fría, escúrrelos y corta en rodajas finitas la parte blanca.
- En una sartén con un poquito de aceite y sal, saltea el puerro a fuego medio-suave, que no se dore ni se queme, durante 10 minutos.
- Incorpora a la sartén las gambas peladas y déjalas que se hagan durante 5 minutos con el puerro. Añade un poco más de sal y también pimienta negra molida. Reserva.
- Precalienta el horno durante 10 minutos a 180ºC.
- Casca los huevos y déjalos en un bol. Bátelos con la ayuda de unas varillas y agrega la leche o nata y la especia elegida (yo he preferido eneldo), y mezcla bien. Agrega los puerros y las gambas y sigue removiendo, para que se impregnen bien de la mezcla.
- Forra un molde con papel de horno (los moldes ideales son los rectangulares y estrechos) y vierte la mezcla en él. Introdúcelo en el horno a una altura media con resistencia arriba y abajo durante 30 minutos, y cuando se cumpla el tiempo haz la prueba del palillo: introduce un palillo en el pastel hasta el fondo, y si sale limpio es que ya está listo. Si no fuera así, mantenlo unos minutos más en el horno.
- Ahora prepara la salsa:
- Salsa rosa: mezcla el ketchup y la mostaza en un pequeño bol, pruébalo y rectifica de sal si es necesario, y sirve.
- Salsa tártara casera:
- Escurre las tápenas y los pepinillos en vinagre, y pícalos finamente. Pica también la cebolla, e incorpóralo todo al vaso de la batidora.
- Agrega la mayonesa, la mostaza, el perejil y el zumo de limón.
- Tritura con la batidora y deja la salsa a tu gusto, dependiendo de si la prefieres menos grumosa, de textura suave y homogénea, o si te gusta sentir los trocitos de cada ingrediente, en cuyo caso deberás triturar poco la mezcla.
Tiempo: 35 minutos
Sirve y degusta
Déjalo reposar al menos unos minutos. Como más delicioso está es tibio o incluso frío en los meses de más calor. Si lo haces de un día para otro, consérvalo en la nevera y sácalo al menos una hora antes de consumirlo, para que los sabores no se vean mermados por el frío.
Puedes cortarlo en raciones para servirlas a los comensales, y poner en el centro de la mesa una salsera con la salsa elegida y que cada cual añada a su plato la cantidad que prefiera. Disfruta, este pastel está de… ¡escándalo!
Variaciones
Este tipo de pastel salado admite casi cualquier ingrediente: otras verduras, carnes, pescados, mariscos, especias e incluso quesos. Aromatízalo como más te guste, experimenta y deléitate 🙂
Puedes tomarlo solo o con salsa. Si te gusta el toque picante, añade un poco de tabasco al ketchup y sírvelo. También queda genial con mostaza a la antigua o incluso con un poquito de reducción de vinagre balsámico.
Consejos
Vigila que no se dore en exceso en el horno, porque perdería jugosidad y cremosidad y sería una pena.